jueves, 10 de mayo de 2012

Poesía y teatro subversivos

Fragmento extraído de Los hijos de los días, de Eduardo Galeano

El arte no tiene edad
En el año 1633, día más, día menos, nació Gregório de Matos, el poeta que mejor sabía tomarle el pelo al Brasil colonial.
En 1969, en plena dictadura militar, el comandante de la sexta región denunció por subversivos sus poemas, que dormían el sueño de los justos desde hacía tres siglos en la biblioteca de la Secretaría de Cultura de la ciudad de San Salvador de Bahía, y los arrojó a la hoguera.
En 1984, en un país vecino, la dictadura militar del Paraguay prohibió una obra que iba a estrenar el teatro Arlequín, por tratarse de un panfleto contra el orden, la disciplina, el soldado y la ley. Hacía veinticuatro siglos que la obra, Las Troyanas, había sido escrita por Eurípides.

Representación de Las Troyanas en Mérida (junio 2008)
Las Troyanas es un duro alegato contra la guerra. El mensaje que contienen sus páginas sigue vigente: la guerra trae consigo destrucción, locura, violencia y, como Eurípides demuestra, siempre son los más débiles, mujeres y niños en este caso, los que sufren sus peores consecuencias.

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