lunes, 19 de diciembre de 2011

Mahatma Gandhi


"El mundo es suficientemente grande para satisfacer las necesidades de todos, pero siempre será demasiado pequeño para satisfacer la avaricia de algunos".

Mahatma Gandhi

jueves, 15 de diciembre de 2011

MIgajas

Mientras la buena gente siembra migas para cosechar panes, la otra recorta panes para darles de comer a los mercados. Digo mercados por no decir cuervos.

viernes, 9 de diciembre de 2011

La mujer justa

Sándor Márai, poeta y novelista húngaro, escribe La mujer justa en los años cuarenta del pasado siglo.

Tres personajes, unidos por el destino y envueltos en un imposible triángulo amoroso, hablan de sus experiencias vitales en tres épocas distintas. Márai, a través de los monólogos de Marika, Péter y Judit, inunda sus desgarradoras páginas con una serie de reflexiones sobre el amor, la pasión, el deseo, los celos, la soledad, la literatura, la guerra, la muerte y... en fin, la vida, que no pueden dejar indiferente a nadie. Sus palabras, balas cargadas de poesía, aciertan siempre en la diana, el centro del alma. Muy recomendable.

El amor:

“No se puede amar tanto, no se debe amar tanto a nadie, ni siquiera a los propios hijos. Todo amor supone un egoísmo desenfrenado. […] No se puede amar con segundas intenciones. No se puede amar con tanto crispamiento y delirio” (Marika)

“Rencor, vanidad. Es lo que suele haber en el fondo de todas las miserias y las desgracias humanas. Y soberbia. Y miedo, porque la vanidad no les permite atreverse a aceptar el regalo del amor. Hace falta mucho valor para dejarse amar sin reservas. Un valor que es casi heroísmo. La mayoría de la gente no puede dar ni recibir amor porque es cobarde y orgullosa, porque tiene miedo al fracaso. Le da vergüenza entregarse a otra persona y más aún rendirse a ella porque teme que descubra su secreto… el triste secreto de cada ser humano: que necesita mucha ternura, que no puede vivir sin amor. Creo que esa es la verdad” (Peter)

"¿El amor, dices? Qué bueno eres... Eres un ángel caído del cielo. No corazón, creo que ni siquiera el amor puede ayudarnos. Ni el cariño... El artista aquél me dijo un día que en el diccionario se habían confundido con esas dos palabras. Él no creía en el amor ni en el cariño, sólo creía en la pasión y en la piedad, pero decía que tampoco ayudan porque sólo duran un momento... tanto la piedad como la pasión." (Judit)

La pasión:

“No creo que haya pasiones que se pasen la vida reprimidas, ardiendo en el alma de una persona como un fuego subterráneo o el incendio de una mina… Puede que existan; pero estoy convencida de que semejantes llamas termina por apagarlas la vida misma. ¿No lo cree así?” (Marika)

“Puede que no sea un héroe, pero tampoco soy un cobarde porque tengo el valor de vivir mis propias pasiones” (Peter)

El deseo:

“Sabía que el erotismo no resuelve la tensión entre hombres y mujeres ni de modo definitivo ni a largo plazo; que los momentos de sensualidad nacen por sí mismos y de la misma manera se disuelven en la nada, la costumbre y la indiferencia. […] Y también conocía el movimiento ondulatorio que empuja continuamente al ser humano entre la satisfacción y el deseo, entre la sed y el hastío, en una oscilación que atrae y repugna a la naturaleza humana sin darle paz ni solución. […] Entonces todavía alimentaba una esperanza en el fondo de mi corazón, esperaba que existiese un cuerpo, un único cuerpo capaz de acoplarse en perfecta armonía a otro cuerpo para aplacar la sed del deseo y el hastío de la satisfacción en una especie de manso reposo, en ese sueño que los hombres suelen llamar felicidad. En la vida real no existe, pero yo entonces no lo sabía.” (Peter)

Los celos:

“Los celos no son más que una forma innoble y miserable de orgullo. Sí, también conozco ese sentimiento… lo conozco bien. Casi me mata. Pero ya no soy celoso, ¿comprendes? ¿Me crees? Mírame a la cara. No, viejo amigo, ya no soy celoso porque he conseguido superar el orgullo, aunque a costa de un esfuerzo enorme.” (Peter)

La soledad:

“El que madura se siente siempre solo. Un hombre que padece soledad puede reaccionar de varios modos: puede sentirse herido, lleno de resentimiento, y entonces fracasa definitivamente, y puede resignarse y hacer las paces con el mundo. Puesto que la soledad me oprimía incluso en el seno del matrimonio y la vida familiar, se me hacía un poco difícil firmar ese acuerdo de paz con las personas que estaban a mi alrededor.” (Peter)

“Llega un momento en que invade tu alma el deseo de soledad, cuando ya sólo quieres prepararte en silencio y con dignidad para la última gran tarea del ser humano: la muerte. Tienes que tener cuidado de no hacer trampas. Porque en caso contrario no tienes derecho a actuar. Mientras actúes por egoísmo, mientras busques la soledad sólo por comodidad, por resentimiento o por vanidad, estarás en deuda con el mundo y con todos aquellos que forman parte de tu vida. Mientras tengas deseos, tendrás obligaciones. Pero llegará un día en que tu alma se colme enteramente con el deseo de soledad y quieras expulsar de tu alma todo lo superfluo, lo falso." (Peter)

“Al principio, la soledad pesa como una condena. Hay horas en que te parece insoportable. […] Pero pasan. Porque la soledad, poco a poco te rodea con sus brazos, como lo hacen los misteriosos elementos de la vida y del tiempo, en el que todo ocurre. Y de golpe comprendes que todo ha ocurrido como estaba escrito: primero vino la curiosidad, luego el deseo, luego el trabajo y, por último, la soledad.” (Peter)

La literatura:

“[…] el arte, en su esencia más profunda y secreta, en el corazón y en el alma de cada artista, no es más que una manifestación de su instinto de juego. “¿Y la literatura? –pregunté entonces-. La literatura es algo más que arte, la literatura es una respuesta, un comportamiento ético…” Él escuchó con expresión sombría y amable, como siempre que yo sacaba el tema de su profesión, y luego contestó que sí, que eso era cierto, pero el instinto que alimenta esa actitud moral es un instinto lúdico y, por otra parte, el sentido último de la literatura –al igual que el de la religión- es la forma, y lo que es forma también es arte.” (Peter)

“Leía mucho. Pero con la lectura pasa lo mismo, ya sabes… sólo obtienes algo de los libros si eres capaz de poner algo tuyo en lo que estás leyendo. Quiero decir que sólo si te aproximas al libro con el ánimo dispuesto a herir y ser herido en el duelo de la lectura, a polemizar, a convencer y ser convencido, y luego, una vez enriquecido con lo que has aprendido, a emplearlo en construir algo en la vida o en el trabajo…" (Peter)

La guerra

"¿Días terribles, dices? Deja que lo piense... ¡Bah! Yo qué sé. Más bien era como si se hubiera descubierto algo que de otra forma no habría sido evidente, algo en lo que la gente no había pensado nunca, una idea que siempre había ahuyentado de su mente... ¿Qué? Pues que nada tenía ni fin ni sentido. Pero había algo más... Nos habíamos acostumbrado enseguida al miedo, lo sudábamos, como la fiebre en una enfermedad. Todo había cambiado... [...] Pero la gente no sólo se sentía atacada por las bombas. Todos sentían que en medio de aquella confusión de alarmas aéreas, de destacamentos que corrían de un lado a otro con el botín robado o las personas detenidas [...] estaba ocurriendo algo más... Ya no había manera de distinguir entre el campo de batalla y lo demás... porque la guerra había llegado también a nosotros mismos, a lo que quedaba de la vida civil, en las cocinas y en los dormitorios, y había estallado algo... aquello que hasta entonces había mantenido unida a la humanidad, por desidia o por pura pereza. En mi interior también estalló algo cuando vi a mi marido en aquel puente desastroso. [...] Estalló el melodrama que habíamos interpretado..." (Judit)