lunes, 28 de abril de 2014

Cómo comer con tenedor, por Sofia Almirante Castillo

Seguramente se habrá dado cuenta de que para ingerir las substancias que un ser vivo necesita para su nutrición y para subsistir, también conocidas como alimentos, se suele utilizar un instrumento de mesa, un utensilio de madera, de aluminio, o de otros materiales, en forma de horca, formado por dos partes: el mango, de forma alargada que suele terminar en un pequeño ensanchamiento, y en el extremo contrario a este ensanchamiento dos o más púas, dientes o pinchos, unas prolongaciones del mango afiladas. Este utensilio es comúnmente llamado tenedor. Se suele utilizar para coger la vianda y llevarla a la boca, y para trocear alimentos blandos como verduras, tortillas, etc.

Lo más importante que hay que recordar es que para poder utilizar un tenedor hay que cogerlo con esos cinco apéndices articulados (llamados también dedos) situados en la parte del cuerpo humano contigua al antebrazo, que abarca desde la muñeca hasta la yema de los dedos, la mano, y hay que sujetarlo de manera similar a un lápiz (véase “Cómo sujetar un lápiz”). Asegúrese de coger el cubierto por el mango, para prevenir posibles accidentes. Hay varios tipos de alimentos que requieren uso del tenedor, pero nos vamos a centrar en cómo comer, por ejemplo, un plato de pasta que suele tener forma de tubo alargado, los macarrones. (Se entiende por plato el alimento que se sirve en el recipiente llamado plato, y no el recipiente con dicho nombre).

Dirigir el tenedor (que ya está en su mano, la derecha si es usted diestro, o la izquierda si es zurdo) hacia el plato. (Si necesitáramos trocear algún alimento, cambiar el tenedor de mano y coger el utensilio de cocina que sirve para cortar, llamado cuchillo, con la mano que antes estaba sujetando el tenedor pero que ahora está libre. Véase “Cómo utilizar un cuchillo”). Orientar las púas del cubierto hacia abajo, y pinchar con los dientes (del tenedor) los alimentos del recipiente, haciendo una ligera presión contra el plato. Llevar el cubierto hacia la cavidad del rostro llamada boca, abrirla, e introducir las púas del tenedor con los alimentos. Depositar los alimentos en su interior y extraer el cubierto con cuidado de no pincharse, ya que masticar con él en la boca resultaría particularmente incómodo. Triturar los alimentos del interior con los dientes (de la boca), moviendo la mandíbula inferior, y tragar los alimentos triturados.

Una vez ingerido este bocado (refiriéndonos a bocado como porción de comida, no como mordedura) repetir el proceso hasta haber ingerido todos los alimentos. Una vez acabado de comer, dejar el tenedor sobre la mesa o sobre el plato.

CONSEJOS:

-No utilizar el tenedor para ingerir alimentos líquidos.

-Reservar los alimentos como los guisantes, olivas o similares para más adelante, cuando haya adquirido más experiencia. 

miércoles, 23 de abril de 2014

Día del libro

Fragmento extraído de Los hijos de los días, de Eduardo Galeano


La fama es puro cuento

 Hoy, Día del libro, no viene mal recordar que la historia de la literatura es una paradoja incesante.
 ¿Cuál es el episodio más popular de la Biblia? Adán y Eva mordiendo la manzana. En la Biblia, no está.
   Platón nunca escribió su famosa frase:
   Sólo los muertos han visto cómo termina la guerra.
   Don Quijote de La Mancha nunca dijo:
   Ladran, Sancho, señal que cabalgamos.
   No fue dicha ni escrita por Voltaire su frase más conocida:
   No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defendería hasta
la muerte tu derecho a decirlo.
   Georg Friedrich Hegel nunca escribió:
   Gris es la teoría, y verde el árbol de la vida.
   Sherlock Holmes jamás dijo:
   Elemental, mi querido Watson.
   En ninguno de sus libros, ni panfletos, Lenin escribió:
   El fin justifica los medios.
   Bertolt Brecht no fue el autor de su poema más celebrado:
   Primero se llevaron a los comunistas/ pero a mí no me importó/
porque yo no era comunista…
   Jorge Luis Borges no fue el autor de su más difundido
poema:
   Si pudiera vivir nuevamente mi vida/ trataría de cometer
más errores…

miércoles, 2 de abril de 2014

Dos nuevos poemas de Safo

Artículo publicado por la SEEC, Sociedad Española de Estudios Clásicos

Dos nuevos poemas de Safo
E
l profesor Dirk Obbink, de la Universidad de Oxford, va a publicar en el próximo número de la revista Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphikla primera edición de dos fragmentos de sendos poemas inéditos de Safo. Antes de la edición, ha tenido a bien lanzar al mundo filólógico una versión previa de su trabajo para el conocimiento general del extraordinario hallazgo. El texto se ha transmitido en un papiro de principios del s. III d. C., conservado en una colección privada de Londres. Su importancia procede no solo de la relevancia de su autora, la gran Safo de Lesbos, una de las grandes voces de la literatura universal y, sin duda, la poetisa más famosa de la Antigüedad, sino que aumenta de un modo muy considerable nuestro conocimiento directo de su obra. Piénsese que hasta el momento sólo conservábamos cinco poemas completos o casi completos de ella, que sólo nos habían llegado en total veintidós fragmentos donde se hubiera conservado una estrofa completa y que eran menos de ochenta las líneas completas de cualquier poema de la gran autora de Mitilene. El nuevo papiro viene a ofrecernos ahora ni más ni menos que cinco estrofas completas de un poema, más los restos de otras dos estrofas de un segundo poema. Y el contenido del primer poema es muy importante en términos históricos: por primera vez aparecen los nombres de los dos hermanos de la poetisa, Caraxo y Lárico, de los que hasta ahora sólo teníamos referencias indirectas. Por el tipo de contenido, familiar y amoroso, y por la forma métrica, precisamente la llamada estrofa sáfica, parece claro que los dos poemas correspondían al primero de los nueve libros en que los filólogos alejandrinos reunieron la obra de la gran poeta de Lesbos.

Ofrecemos aquí una primera traducción al español realizada por el Prof. Luis M. Macía, que parte de la primera versión divulgada por Obbink. A continuación se presenta un primer comentario lingüístico del texto, realizada por la Profa. Araceli Striano. Ambas contribuciones constituyeron el núcleo de la presentación pública de los poemas que tuvo lugar en la Universidad Autónoma de Madrid el 19 de febrero del 2014.

Traducción (Luis M. Macía)

          Estás chismorreando que Caraxo viene
          con su nave llena. De eso, creo yo, es Zeus
          quien sabe, y los dioses: a ti no te toca
          pensar sobre ello,
5       mas a mí enviarme y hacerme el encargo
          de pedirle y pedirle a la reina Hera
          que al fin aquí llegue conduciendo salva
          su nave Caraxo
          e indemnes nos halle. De lo otro, de todo,
10     a los démones la cuita dejemos,
          que las bonanzas tras grande tormenta
          se hacen de repente.
          Esos de quien quiera el rey del Olimpo
          que a su lado un demon de todos los males
15      al punto libere, felices son ellos
          y muy afortunados.
          Nosotros, si acaso su cabeza sosiega
          Lárico y un día un hombre se hace,
          saldríamos, sí, de la honda tristeza
20     libres de repente.

N.B. Algunos criterios seguidos para la traducción

  1. Se ha buscado reproducir mediante número regular de once sílabas los tres endecasílabos y mediante versos breves el adonio final de la estrofa sáfica.
  2. Se ha buscado mantener como palabras destacadas las que el texto destaca: Caraxo (dos veces, en posición penúltima y última, respectivamente) y αἶψα, repetido al final de las estrofas tercera y quinta;
  3. En el v. 6 se ha tratado de reflejar con “pedirle y pedirle” el valor iterativo, no intensivo de πόλλα.
  4. En el v. 17 se ha aceptado la primera lectura de Obbink para la palabra final del verso: ἀέργη, traducido por “sosiega”.

Comentario lingüístico: características lingüísticas que forman parte de la lengua de Safo y que aparecen también en sus dos nuevos poemas (Araceli Striano)

Hay pruebas, según señala el editor de los textos, de que la acentuación de algunas palabras ha sido corregida siguiendo las normas del dialecto (baritonesis).

Características fonéticas

  • psilosis ἐπεύρην (ático ἐφευρεῖν)
  • βόλληται (ático βούληται)
  • σάαν (ático σῶαν)
  • νᾶι, νᾶα ( ático νηΐ, ναῦν)
  • Ὀλύμπω (ático Ὀλύμπου)
  • Infinitivo temático en –ην, περτρόπην (aor. del v. περιτρέπω), át. -ειν.
  • Vocal de timbre o en la secuencia –trp- περτρόπην, frente a ático περιτραπεῖν
  • Presencia de la secuencia -ηα-: βασίλη(ι)αν, át. βασίλειαν

Características morfológicas

  • Genitivo plur. fem. en –a en –αν frente a át.-ῶν: ἐκ μεγάλαν ἀήταν; ἐκ πόλλαν βαρυθύμιαν
  • Dativo plur. en –εσσι(ν): δαιμόνεσσιν
  • Pronombre personal de 1ª pers. plur.: ac. ἄμμ(ε) (át. ἡμᾶς), nom. ἄμμες (át. ἡμεῖς)
  • Pronombre demostrativo κῆνοι (át. ἐκεῖνοι)
  • Adverbios: τυίδε «aquí»; ἄι «siempre», át. ἀεί
  • Conjunción condicional αἴ, át. εἰ
  • Partícula modal κε, κεν, át. ἄν
  • Desinencia verbal de 2ª pers. sing. en –ησθα: θρύλησθα/ ἔχησθα

Léxico

πέλομαι
= εἰμί
βασίληαν Ἤραν
epíteto conocido en Píndaro aplicado a Hera, βασιλέα θεῶν; también a otras diosas, Atenea, las Gracias, Afrodita.
ἀήτη
(de ἄημι)
αἶψα
ἄσαμαι
(cf. ἄσαισι «dolores, sufrimientos»)
ἀλέματος
(át. ἠλέματος) «vano»
δαίσδ[
«separar, desgarrar» (lectura insegura): grafía convencional σδ para ζ, pero cf. Ζεύς en el primer poema
π̣ί̣κ̣ρ.
«amargo»
θρέσαιτ’
¿de θρέομαι “gritar”? (lectura insegura)
ἀέργ̣η,
del v. ἀ(ε)ργέω, cf. Hsch. D 80 ἀεργηκότες· ἀργοί, ἀναπαυόμενοι. La letra γ̣ parece dudosa, ¿habría que entender ἀέρρη de αἴρω?
Luis M. Macía, Araceli Striano, Jesús de la Villa. Universidad Autónoma de Madrid.
1 de marzo del 2014