domingo, 25 de marzo de 2012

Bertrand Russell

"Los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible. Los políticos por hacer lo posible imposible"

Bertrand Russel (1872-1970)

martes, 20 de marzo de 2012

Amor, dolor, muerte...

Miguel Hernández
El rayo que no cesa, 1936

No me conformo, no: me desespero
como si fuera un huracán de lava
en el presidio de una almendra esclava
o en el penal colgante de un jilguero.

Besarte fue besar un avispero
que me clava al tormento y me desclava
y cava un hoyo fúnebre y lo cava
dentro del corazón donde me muero.

No me conformo, no: ya es tanto
y tanto idolatrar la imagen de tu beso
y perseguir el curso de tu aroma.

Un enterrado vivo por el llanto,
una revolución dentro de un hueso,
un rayo soy sujeto a una redoma.

El Soneto cantado por Carlos de Abuín

sábado, 17 de marzo de 2012

Luis Cernuda. Si el hombre pudiera decir

Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.


El poema en la voz de Luis Cernuda

jueves, 15 de marzo de 2012

Libertad, de Jonathan Franzen

Jonathan Franzen, en su novela Libertad, dibuja unos personajes que buscan la libertad, la felicidad, su lugar en el mundo… y todos cometen errores que marcarán sus vidas; existen entre ellos relaciones tormentosas que acabarán saliendo a la luz y descomponiendo el “statu quo” de la familia.

Patty, la principal protagonista, lleva años casada con Walter, pero desde que era adolescente, siente una irresistible atracción por Richard, el mejor amigo de Walter. En un momento determinado, ambos están solos en la casa de campo de la pareja y, durante la noche, Patty, fingiéndose sonámbula, se mete en la cama de Richard y hacen el amor. Al día siguiente, mantienen la siguiente conversación:

Richard se sentó en la mesita y fumó con gran determinación.

-No tenemos que hacer esto nunca más –dijo.

A ella se le escapó otra risita burlona; no pudo contenerse.

-O quizá sólo un par de veces y luego ya nunca más.

-Ya, ¿y eso adónde nos lleva?

-Cabe la posibilidad de que así nos quitemos las ganas, y ahí se acabe todo.

-No es así como van estas cosas, según mi experiencia.

-Bueno, supongo que tendré que rendirme a tu experiencia, ¿no? Puesto que yo no la tengo.

-He aquí la alternativa –dijo Richard-: cortamos ya o dejas a Walter. Y como esto último no es aceptable, cortamos ya.

-O, tercera posibilidad, no cortamos y yo sencillamente no se lo cuento.

-Yo no quiero vivir así. ¿Y tú?

-Es cierto que dos de las tres personas a las que él más quiere en el mundo somos tú y yo.

[…]

-Oye –le dijo a Richard-, ¿crees que es posible que seas homosexual?

-¿Y me lo preguntas ahora?

-No lo sé. Es sólo que a veces los tíos que necesitan tirarse a un millón de mujeres intentan demostrar algo. Desmentir algo. Y a mí me da la impresión de que te importa más la felicidad de Walter que la mía.

-Una cosa puedes tener por segura: no siento el menor interés en besar a Walter.

-No, eso ya lo sé. Lo sé. Pero me refiero a otra cosa. Es decir, seguro que pronto te cansarías de mí. Me verías desnuda a los cuarenta y cinco años, y pensarías: Mmm, ¿aún deseo esto? ¡Creo que no! En tanto que, como no te apetece besar a Walter, nunca tienes por qué cansarte de él. Puedes mantener siempre una relación estrecha con él.